lunes, 14 de abril de 2008

Marcha por justicia a un mes

MARCHA POR JUSTICIA POR LUCAS Y MARÍA.
ESTE MIERCOLES 16/4 A LAS 12 HS.
SALIMOS DE PLAZA RIVADAVIA HASTA EL MONOLITO.

Convoca: Familiares y amigos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer 15 de abril pensé mucho lo que fue mi vida hasta hacía exactamente un mes.
Fue un día sábado maravilloso, y no por hacer grandes cosas, pero fueron un cúmulo de alegrías cotidianas y simples que pudieron dibujar en mi corazón una sonrisa de felicidad.
Ese día no trabajé, hice mil cosas en mi casa, fui de compras con mi mamá, tomamos mate, 3 termos, jugué con mis hijos y nos reimos mucho con mi marido, por cosas triviales de la vida. Mientras tomaba mate llamé a mi hermana, ella estaba feliz, estaba comprando en un super los ingredientes para hacer una tarta. Me dijo "tengo ganas de comer tarta así que vine a comprar, no alcancé a atender el teléfono la primera vez que sonó"..."Amparo no se quería ir de mi casa, se porta super bien, casi no me da trabajo, es tan linda y amorosa"..."con Lucas todo bien, estamos bien" ..."el martes rindo el final, ahora si que lo hago, el martes pasado no me animé, pero ahora si"...Luego habló mi mamá, le dijo algunas cosas más y se rieron las dos. Fueron dos minutos y medio y se terminó el crédito del celular. Pensé, en otra oportunidad cuando tenga carga la vuelvo a llamar, como siempre, lo bueno es que está bien.
Recuerdo que hace bastante tiempo atrás tuve un pensamiento que me pareció macabro y luego como que pasó al olvido, pero hoy lo recuerdo. Me preguntaba que tenía yo de especial que tenía una vida relativamente "normal", o "armónica", o al menos para mi era así: Tenía como más importante una familia linda, tengo hijos, marido, una linda relación. Mis papás separados, pero ya mejor y lo importante es que nos queríamos mucho todos. Mis hermanos bien, haciendo lo que era normal hacer a la edad de ellos, con una vida ordenada y relativamente feliz, sin grandes contratiempos, a excepción de lo que le sucedió a Marita al perder su bebé, situación que se había ido aplacando con el tiempo y ella ya estaba retomando luces de felicidad nuevamente. Las distancias las vulnerábamos con amor, a pesar de que nos extrañábamos mucho.
Todos gozando de buena salud, con trabajo, techo, comida en la mesa, y tantas cosas que a veces uno no valora porque las tiene siempre. Pensé después de todo esto,"no será que la vida me tiene preparado algo terrible para compensar tanto de lo bueno que me ha dado". Luego dije, "para que martirizarme con esto, lo que tenga que ocurrir será cuando tenga que ser y no puedo predisponerme o asustarme por algo que ni siquiera se si va a ocurrir o no" y nunca más pensé en algo así.
Cuando el domingo muy temprano en la mañana, hace un mes, mi marido me dijo lo sucedido sentí que mi vida dio una vuelta de 180°. Tan horrible fue quedar viendo al revés, tratando de encontrar la felicidad que hasta el día anterior era plena. No la he vuelto a encontrar, solo he tenido pequeños momentos que no me alcanzan para alegrar a este corazón. Nunca va a ser lo mismo sin mi hermana, nunca.
Quisiera tomar la máquina del tiempo y volver atrás aunque sea un segundo y gozar viendola sonreir y abrazarla. Imagino cosas imposibles de ocurrir para encontrarme con ella una vez más y que no solo sea mi memoria visual, auditiva, táctil, las que la traigan conmigo.
Miro sus fotos y recuerdo la suavidad de sus manos tibias y no entiendo que hice hace un mes cuando fui a despedirme de ella. No la vi allí, no está allí. Esta con nosotros, por siempre, pero tendré que acostumbrarme a su existencia incolora, imperseptible, recordando sus suaves manos y su mirada profunda y expresiva.
Lamentablemente mi pensamiento macabro se concretó y de una forma tan horrible que cabía siquiera en aquel recuerdo.
Vivir la vida de otra forma es lo que queda ahora, hacerla feliz recordándola con alegría. Y vivir la vida con los que quedan. La felicidad es la sumatoria de pequeños momentos lindos e inolvidables, es cosa de saberlos valorar.
Hay que vivir la vida, pero tratar de que no nos cueste la vida.
Ceci

Adriano dijo...

Querida CECI...Nuestros tiempos serán otros, tendremos que acostumbrarnos a vivir con lo inmodificable. Pero...Quedan muchas cosas, muchos mensajes de María, una vida llena de vida, valga la redundancia. Yo me emociono mucho cuando todos los recuerdos de tu hermana, o la gran mayoría de ellos, están teñidos de una alegría muy difícil de explicar, pero que sin dudas contagia unas enormes ganas de transitar por algunas sendas escondidas, a las que tendremos que descubrir para estar siempre con ella.

Tantas anécdotas quedan de María, tantas...Tantas que ningún blog podría abarcarlas todas de una vez y para siempre. Pero aquí, en esta nueva casa de tu pequeña hermana, estamos todos, está ella.

Yo de aquel día tengo la curiosa realidad de haberme acostado a esa hora, por las cinco y media. Y luego recibir el llamado de uno de los chicos, algo que me dejó mudo, sin aliento, completamente vacío hasta que de a poco me fui levantando hasta ponerme de pie.

Ese día viajé a Bahía y volví al siguiente. Jamás pensé que volver a ese lugar tan importante para mi vida tuviera alguna vez la connotación de una tristeza. Pero ocurrió, de eso está compuesta la vida también, es lamentablemente cierto...

Ceci, aquí estamos. No me voy a cansar de repetirlo. Todos juntos, haciendo una causa común...Y acompañando, también, a nuestra María.

Un abrazo fuerte y sin distancia.