Muchos no fuimos testigos del preciso instante, pero fue como si los hubiéramos acompañado.
Varios no vimos lo que sucedió, pero pudimos reconstruir todo según lo que nos comentaron.
Algunos no escuchamos nada, pero es verdad que en nuestros oídos hay un eco que retumba.
En aquella madrugada, una multitud apagó sus ojos junto a ustedes; y espera, algún día, poder abrirlos nuevamente.