martes, 29 de julio de 2008

Porque algo siempre quedará


Quedan los muestras de agradecimiento, las visitas y también el umbral de lo que pudo seguir siendo. Quedan los abrazos de recibimiento, los rostros de las despedidas y los momentos que la vida nos regala; aunque también se sabe que nos ha quitado, y mucho...

Quedan las voces del silencio, los suspiros, las miradas. Quedan las empanadas de aquella hermosa tarde en Regina, la visita al río y los intentos de arrojar pequeñas piedras para que se fundieran en la corriente que nunca cesará su rumbo.

Quedan las connotaciones de encontrarse juntos en el mirador, con una vista panorámica desde donde es posible sentirse más cerca del cielo.

Quedan los amaneceres que serán tardes y las tardes que darán lugar a las noches con estrellas. Así hasta volver a saludar al fulgor de las mañanas.

Quedan las imágenes de otras tantos momentos en cualquier lugar: en el parque, en algún patio, o tan sólo en el mundo mismo hecho señal.

Quedan los mensajes, las llamadas, las promesas de reencuentro y las posibilidades de regreso. Queda el latir de la palabra, el fluir de cada gesto y el poder que da esta vida.

Quedan las distancias reducidas. Ningún lugar es lejos, sobre todo cuando es posible abrazar la inmensidad del universo.

Queda algo. No lo más importante, lo que a cada instante nos congrega sin poder recuperarlo como antes. Pero, a pesar de ello, queda algo...Algo que jamás será un detalle.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal vez sea posible, en algunos momentos, conformarse con lo que queda. Sí, es mucha la herencia que nos dejó mi hermana, pero nada puede sustituirla, nada.
Sin ser pesimista, la realidad nos dice día a día que ella se fue para no volver y aunque cada minuto tengo un aroma a su recuerdo, nada será más que eso, una palabra de aliento, un modo de acostumbrarse a esta otra vida.
Hay días en que somos capaces de mirar la mitad del vaso lleno y nos encontramos con amigos que no teníamos, con sus libros preferidos, sus canciones predilectas y su vos aún sonando en nuestros oidos. A veces nos alcanza eso para sentirla aún presente. En otras inventamos su presencia sobrenatural y la creemos ayudandonos a pasar la vidad de mejor forma.
Pero cuando la realidad se azota en nuestro rostro, nuevamente se nos refriega su partida como un latigazo feroz. Y otra vez le preguntamos a Dios dónde está y por qué se fue...
Será todo esto parte del duelo que hay que vivir, de la agonía de aprender a saberla ausente, de convencerse de una vez por todas que ya no habrán más abrazos.
La extraño demasiado para sentirme conforme con lo que me queda.
Ceci

Adriano dijo...

Es evidente que NADA alcanza, más cuando se trata de la ausencia de dos vidas que ya no podrán estar como antes.

Es la triste realidad, la que no podemos entender y a la vez la que tenemos que sobrellevar como podemos, porque de no hacerlo, correremos el riesgo de olvidarnos de vivir, algo que jamás debería sucedernos, porque la vida, a pesar de sucesos tan dolorosos como los que ha acontecido, también tiene momentos de alegría.

Seguro que nada será como antes. Seguro que no alcanzan las palabras, ni las imágenes, ni los mensajes...Seguro que nada reemplaza a las personas, y que todos los simbolismos que podamos hacer en torno a ellas no dejan de ser eso, símbolos...Con significados, claro está, pero símbolos al fin.

Lo que digo es que, a veces, los símbolos con sus significados permiten, justamente, re-significar la realidad que nos toca vivir, seguir adelante en virtud de las maneras que tenemos de abordar este presente.

No es fácil, tampoco creo que imposible. Sí, sumamemente complejo, demasiado, diría yo...Pero se puede...O al menos "se va pudiendo".

Cuando digo que "algo queda", me estoy refiriendo a un montón de situaciones que, PARTICULARMENTE, me han hecho estar de pie, de alguna manera entero, incluso para poder transmitir alivio y encontrar alivio en esa interacción.

Obvio que eso no alcanzará para reemplazar a nadie, pero es algo; y ese algo que se da creo que es una vía para resurgir...No sé, es lo que pienso ahora y desde ya que respeto y acompaño tus palabras, CECI, me parece bien que las puedas transmitir, porque es tu pensamiento y quizás el de muchos de nosotros...

Nada será lo mismo, ni siquiera parecido. Pero este intercambio que se da, suma...Y suma mucho.

Te mando un gran saludo. A vos y a las personas que ingresen a este espacio que es de los chicos y de todos nosotros, los que seguimos aquí, desde este lado de la vida.

Fuerzas...Sé que es fácil decirlo pero sé que, también, sería mucho más fácil no decirlo...Ojalá esa energía vaya llegando a todos nosotros...Lo deseo de todo corazón...

Un abrazo grande.