jueves, 30 de octubre de 2008

Carta para Lucas

Amado Lucas: yo estoy convencida que no te fuiste porque estás en el corazón de los que te amamos. Solo te mudaste junto a María al lugar que solo les corresponde a los que como vos son brillantes, pacíficos, diría únicos. Ese lugar es el mundo de las estrellas, que siempre brillan iluminando a todos, y son pacíficas como sos vos. Todas las noches, no importa que esté nublado o llueva, siempre están ahí mirándonos, alumbrándonos, me asomo a la ventana para verte y ¿sabes una cosa? te escucho ¡hola tía cómo estás!.

Alicia

16/06/08

1 comentario:

Adriano dijo...

A mí me gusta mucho la metáfora del cielo. Es inmensa, podría abacarcar inifidad de mundos; y sin embargo, vasta que cada uno de nosotros tenga su propia experiencia para darnos cuentas de que el cielo es nuestro.

Quiero decir que mirando a las alturas uno puede descubrir significados propios, presencias que uno siente. Yo miro al cielo a menudo...Y cuando lo hago, pienso en ellos...

Saludos.